LAVADORAS DE RASCACIELOS

....recopilatorio de secuencias sueltas y en libertad....
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Dos secuencias del largometraje "Un país sin veredas"

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EXT. TARDE. MANTA, PASEO, PLAYA

Emilio camina con paso acelerado entre unas casas. Por la calle pasa más gente. Emilio llora.

Emilio camina y cruza la calzada, dejando las casas atrás.

Emilio se para en la acera, y observa el horizonte con los ojos llorosos.

Emilio contempla la playa y el mar azulado al fondo. En el cielo vuela un grupo de gaviotas. Las olas rompen en la orilla. Una mujer pasea por la arena. Emilio oye el murmullo del agua y el sonido de las gaviotas.

Emilio anda hasta la arena y avanza por ella secándose los ojos con las mangas.

Emilio se detiene junto a la orilla y se sienta. Emilio observa las olas romper.

Emilio rompe a llorar, y se tapa la cara entre las rodillas.

Emilio observa el horizonte, y se frota los ojos con las manos, manchando de arena sus mejillas.

Emilio endurece su rostro. Se quita los zapatos rápidamente y se levanta, y anda hacia la orilla. Emilio se quita el poncho, que cae en la arena.

Emilio corre hacia el agua.


EXT. TARDE. MANTA, AGUA

Emilio se lanza contra una ola y nada alejándose de la orilla.

Los zapatos y la camiseta de Emilio están en la arena. Emilio salpica agua entre las olas que se acercan a la orilla.

Emilio nada con fuerza a estilo crol, sacando la cabeza por un lado para respirar.

Emilio nada lejos de la orilla, en dirección a alta mar.




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Dos secuencias sobre "Los lobos de Estambul":
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EXT. DÍA ESTAMBUL, PUERTO

En un puerto de Estambul hay un hombre, Vuk (41) mirando el agua, dónde unos barcos faenan. Enfrente, al otro lado del agua, se alza el monumento de Santa Sofía. Otro hombre, Iván (57), se acerca hasta ponerse a su lado. Ambos van muy abrigados.

IVAN (a Vuk, sin mirarle)
Tienes que volver.
VUK (observando el monumento)
“Megale eclesia", la gran basílica bizantina. ¿Sabes cuánto mide la cúpula?
IVAN
Vuk, Dujan necesita un encargo. Esto es importante.
VUK
56 metros de altura y 31 de diámetro. Se dice que una vez acabada Justiniano exclamó: “Salomón, te he superado”.
IVAN
Ya sé que es pronto, Vuk, pero tienes que volver. Es un trabajo rápido, sin problemas, y vuelves a salir enseguida.
VUK
Pero no la hizo él, solo mandó construirla. Se atribuye a Artemio e Isidoro, matemático y arquitecto…
IVAN
¿Vuk?
VUK
Una obra tan preciosa y la tienen que joder con esos cuatro cipotes de mierda. Tendrían que haberla destruido antes de perder la ciudad.
IVAN
Bueno, si la hubieran destruido no estarías contemplándola ahora mismo…
VUK
¿No me has oído? Ya no es lo mimo, perdió su esencia. Sacarías más de unas ruinas. (silencio) ¿Qué quiere el viejo?
Iván saca una carpeta de su abrigo largo y se la tiende a Vuk, quien no saca las manos de su bolsillo.
IVAN
Necesita que vayas a España. Encontrarás en…
VUK
Billete primero. Ya leeré lo demás.
Vuk se aleja del puerto. Iván, aún con la carpeta extendida, se la guarda y le sigue.


INT. NOCHE, CASA DE SLOBODAN, SALÓN

El salón, iluminado únicamente por una lámpara de pie y una de mesa, tiene las ventanas tapadas con las cortinas. Los sofás y una mesa están pegados a las paredes y en el centro, en una silla y atado está Slobodan, que mira al frente totalmente serio. Iván, más alejado, observa la escena. Vuk camina por la estancia, observando los cuadros.
VUK
Vamos a necesitar una pequeña colaboración de tu parte. Se lo debes a Dujan.
SLOBODAN
Yo no hablo con lobos.
Vuk se vuelve para mirarle y sonríe. Continúa mirando los cuadros.
VUK
Una lástima, aprenderías mucho de ellos. Pero no hace falta que hables ahora, entiendo que te disguste. (se gira para mirarle) Quizás más adelante quieras, quien sabe. (silencio) ¿Alguna vez has visto un dinar iraquí?
Vuk saca de su chaqueta un pequeño MONEDERO negro. Abre la cremallera, despacio, y comienza a sacar monedas de forma ritual, colocándolas ordenadas sobre una mesa. Una de las que saca es un dinar iraquí, que hace bailar entre sus dedos.

VUK
Si tuvieran que extraerte los ojos esta pequeña moneda broncínea sería el sustituto perfecto para tus globos oculares, cabe a la perfección en la cavidad ocular…
Deja la moneda en la mesa y continúa sacando más, observando detenidamente cada una. Slobodan, que tenía la mirada fija en el frente no puede evitar echar un ojo al ritual de Vuk. Este saca una nueva moneda y se la enseña a Slobodan.

VUK
¿Sabes cual es esta? Esta preciosidad es un Birr etíope. ¿Te acuerdas para qué servía Victor?
VICTOR
Sí Vuk.
VUK
Sí, claro que sí.
Vuk se acerca hasta Slobodan. En un movimiento rápido y certero se agacha y agarra fuertemente la pierna del hombre. Le coloca la moneda detrás de la rodilla, sujetándola con la mano. Suelta la pierna, provocándole el acto reflejo de golpear con ella y, en su retroceso, vuelve a agarrarla y la empuja fuertemente hacia atrás, oyéndose un desagradable sonido, como un crujido, seguido del grito de Slobodan. Vuk le suelta y le enseña ambas manos. Tiene un poco de sangre en la que sujetaba la moneda.

VUK
Vaya, desapareció. Nunca he sabido conservar el dinero.
Vuk se acerca hasta la mesa y coge de nuevo el monedero para seguir sacando monedas. Slobodan respira de forma entrecortada y forzada, intentando calmar su dolor.

VICTOR
La pregunta es fácil Slobodan, haz que sea fácil también la respuesta. ¿Dónde está?
SLOBODAN (gritando)
Yebachu te!
Victor se yergue y da un paso hacia Slobodan. Vuk se da la vuelta y le hace una señal para que se pare. Victor vuelve a la pared mientras Vuk, extendiendo un billete con las dos manos, se acerca a Slobodan. Slobodan mira el billete.

VUK
No te preocupes Victor, él no tiene la culpa. Cuando se es un ignorante solo se dicen barbaridades. Dime, ¿has visto alguna vez un rial omaní?
Vuk se pega a Slobodan quien vuelve a gritar. La escena funde a negro.


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Dos secuencias del largometraje "El Príncipe Siro":
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EXT. DÍA, COLEGIO, PATIO


El inicio del invierno se nota en la ropa de los niños, más abrigados que antes. Vega está en el recreo, apoyada en el murete, dibujando a Siro sacando el orbe del lago.

En el patio los niños juegan. Álvaro juega con sus compañeros al fútbol.

Junto a Vega, el grupo de niñas hablan de chicos. Una compañera se acerca al grupo, Alicia. Llega hasta Vega y a su lado observa su dibujo.

ALICIA

Dibujas muy bien, Vega.

VEGA

Gracias.

ALICIA

¿Leerás este en clase?

VEGA

No sé, si queréis…

ALICIA

Guay.

Alicia se incorpora al grupo de niñas y a la conversación. Vega sigue dibujando.

CARLOS (OFF)

(Gritando) ¡Varo!

Vega levanta la vista y observa a los niños que arman jaleo. Álvaro lleva el balón y chuta mal a portería, saliendo el balón despedido y cayendo en la fuente del patio.

Álvaro llega hasta ésta, se sube en el poyete de piedra y se estira para intentar alcanzar el balón, que flota en el agua.

Se resbala y tiene que posarse en el fondo de la fuente, mojándose medio cuerpo. Alcanza el balón y lo saca de la fuente.

Se pone de pie chorreando agua y agita el balón sobre su cabeza mientras sonríe.

Los niños ríen y le aplauden. Álvaro les echa el balón de un puntapié.

Vega está muy seria, con los ojos muy abiertos. Mira a Álvaro y seguidamente a su dibujo, y nuevamente a Álvaro.


INT. DÍA, COLEGIO, PASILLO

Vega está en el pasillo, delante de la puerta de los baños, nerviosa, andando de un lado para otro, con su cuaderno en la mano, usando su dedo como señalador de una página concreta.

Álvaro sale del servicio de chicos, algo más seco que en el patio, pero aún con la ropa y el pelo húmedos, pelo que lleva despeinado.

VEGA

¡Mira!

ÁLVARO

Vega.

Vega le tiende apresurada el cuaderno abierto por el dibujo a medio colorear de Siro en el lago con el orbe.

Álvaro coge el cuaderno y lo observa.

VEGA

Lo he hecho antes de que se te cayera el balón y… ¡has hecho lo mismo!

ÁLVARO

¡Guau! ¿Hice lo mismo que Siro?

VEGA

Ya verás, léelo… ¡Qué casualidad!

ÁLVARO

Es genial.

Ambos se miran y ríen.



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Al fondo, la heladería:
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EXT. NOCHE, PASEO MARÍTIMO

Por el paseo marítimo camina Marián. Tiene en la cara una Mascarilla de cirujano, tapándole la boca. Pasea a su perro y este se para en una farola para orinar.

MARIÁN

(gritando) ¡Estás perdiendo mucho líquido!

El perro se acerca a ella y esta le sonríe. Ambos continúan caminando por la acera. Junto a un banco hay una cama en la que Daniel, sentado, mira hacia el mar. Marián se acerca hasta él.

MARIÁN

Buenas noches. ¿Le gusta la playa?

DANIEL

Si. Siempre vengo aquí antes de acostarme. Y a usted, ¿le gusta su perro?

MARIÁN

Me gusta mucho, sí.

DANIEL

Pues está muerto.

Marián mira hacia abajo. El perro está tumbado e inmóvil.

MARIÁN

Da igual, tampoco era mi perro.

DANIEL

Sí que lo era.

MARIAN

¿Y cómo habrá pasado, si hacía sus necesidades hace un rato?

DANIEL

Perdió mucho líquido.

MARIÁN

¿Qué está haciendo usted aquí?

DANIEL

Ya se lo he dicho, me gusta venir antes de dormir. ¿Quieres sentarte?

MARIÁN

¿Para qué?

DANIEL

Para contemplar el horizonte. Es muy bonito.

MARIÁN

No puedo. Estaba paseando a mi perro.

DANIEL

¿Qué perro?

Daniel señala hacia el suelo. El perro no está. Marián vuelve a mirar a Daniel.

MARIÁN

Además, quería ver unas tiendas…

DANIEL

No tienes tiempo. Anda, siéntate, te gustará la vista.

Marián se sienta en la cama y observa las manchas negras que tiene Daniel en la ropa. Después mira hacia el mar.

MARIÁN

Va usted muy sucio, ¿no le gusta ir a la moda?

DANIEL

No.

MARIÁN

A mí, sí. Quiero comprarme unas prendas nuevas que he visto, iba a ir hoy mismito. Y voy a hacerme también unos arreglos, tengo un amigo quirófano que me va a hacer unos arreglos y…

DANIEL

Cirujano.

MARIÁN

Eso, un amigo cirujano que me va a hacer unos arreglos y…

Marián mira fijamente a Daniel.

MARIÁN

¿Daniel? Pero, si eres tú el cirujano, ¿qué estás haciendo aquí?

Daniel le quita la Mascarilla de la cara y la deja caer al suelo.

DANIEL

Ya no te hará falta esto.

MARIÁN

Pero, ¿qué estás haciendo aquí?

DANIEL

¿Quieres que demos un paseo?

MARIÁN

Claro. Por supuesto. ¿Qué tal Lorena?

Los dos se levantan de la cama y caminan lentamente, uno al lado del otro.

DANIEL

No lo sé.

MARIÁN

Ah.

Se produce un rato de silencio en el que ambos oyen el sonido de las olas.

MARIÁN

Pero, tú eres Daniel, ¿no?

DANIEL

No. Solo me parezco a él porque tú quieres que me parezca a él.

MARIÁN

Ah.

Se produce otro silencio.

MARIÁN

Tengo frío Daniel.

DANIEL

Sí. ¿Ves al final del paseo? Hay una heladería. Allí es donde vamos.

Daniel señala con el dedo hacia delante. El paseo marítimo junto a la playa parece no acabar, repitiéndose a lo largo los mismos elementos. Al fondo, hacia un lado, hay un edificio pequeño, con un letrero luminoso con la palabra "heladería". Marián sonríe.

MARIÁN

¿De verdad? ¡Qué bien! ¿Cómo lo has sabido? Precisamente ahora tenía antojo de un helado doble de chocolate. O uno de vainilla. No sé por cual decidirme. ¿Podré elegir dos sabores? Yo creo que sí, pero no se por cuál decidirme. También podría pedírmelo de coco…

Los dos continúa andando hacia la heladería. Su imagen se va volviendo borrosa.
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